VERSÍCULO PARA MEMORIZAR:
“Jefté respondió: —Si me llevan con ustedes para luchar contra los amonitas y el Señor me los entrega, entonces de veras seré el caudillo de ustedes” (Ver. 9).
COMENTARIO HISTÓRICO DE JUECES 11.
Jefté era “hijo ilegítimo”, porque su madre no fue la esposa legal de Galaad. Por esa razón, sus medios hermanos lo expulsaron para que no tenga herencia. Sin embargo, cuando los amonitas los oprimieron, los gaaladitas acudieron a Jefté para que encabezara la liberación. A pesar del rechazo injustificado, porque los hijos no deben sufrir los errores de los padres, Jefté perdonó las ofensas, se dejó usar por Dios y liberó al pueblo de Israel. Algunos lectores de la Biblia se interrogan por saber si Jefté sacrificó a su única hija o como aplicó el voto que había hecho a Dios, el versículo 39 menciona que ella nunca se casó, no que ella haya muerto, dando a entender que fue apartada para el servicio de Dios, y no que fue sacrificada.
Extraigamos algunas lecciones de la vida de Jefté:
1) PERDONAR A LOS QUE NOS OFENDEN. Debemos perdonar a aquellos que en forma deliberada han deseado ocasionarnos algún daño;
2) CONOCER LOS ANTECEDENTES DEL PROBLEMA ANTES DE ACTUAR. Jefté conocía bien los libros de Moisés. Su argumento fue claro y su demanda razonable;
3) USAR LA DIPLOMACIA. Debemos usar todos los argumentos diplomáticos para ser promotores de la paz.
CITA SELECTA.
“Porque si perdonáis a los hombres en sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestros Padre celestial; Más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará”. El que no perdona suprime el único conducto por el cual puede recibir la misericordia de Dios. No debemos pensar que, a menos que confiesen su culpa los que nos han hecho daño, tenemos razón para no perdonarlos. No hay que pensar, no hay que perdonarlos… Así, como esperamos que Dios nos perdone nuestras ofensas, debemos perdonar a todos los que nos han hecho mal” (Or 298).
DESAFÍO PARA HOY:
Pidamos a Dios que nos convierta en personas que estamos dispuestos a perdonar todas las ofensas que nos han cometido. Que perdonemos de corazón, aunque no nos pidan disculpas.
OREMOS:
PADRE DE AMOR, TE SUPLICAMOS QUE NOS PUEDAS DAR UN ESPÍRITU PERDONADOR, PARA DISCULPAR TODAS LAS OFENSAS QUE HEMOS RECIBIDO. Y QUE PODAMOS COLABORAR A QUIENES QUISIERON HACERNOS DAÑO. POR JESÚS, AMÉN.